Lavabos d'un restaurant de Barcelona, 1/1/22. Foto: Toni Latrilla
El hombre, y la mujer, tienen que conocer la lucha y el miedo y el fracaso para apreciar la vida con toda intensidad.
La literatura siempre se refiere a gente desordenada, con sus vidas trastornadas por algún hecho específico o una situación, o una sucesión de hechos deplorables. Solo así se crea el conflicto y el antagonismo imprescindibles para hacer avanzar un relato. Si todo va bien, si la gente tiene trabajo, tiene dinero, tiene buena salud, llevan una vida rutinaria y ordenada, los esposos son fieles, pues eso es normal y por tanto no interesa a nadie.
Lo que nos interesa es el desorden, el caos, el tiempo tormentoso que puede provocar un naufragio, las vidas en situación límite, los que están al borde del abismo, a punto de caer.
Esa incertidumbre, esa lucha del ser humano ante la adversidad, es lo que nutre a la literatura.
Diálogo con mi sombra. Sobre el oficio de escritor (pàg. 139)
Pedro Juan Gutiérrez
Anagrama
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