Punta Prima, Cadaqués, agost del 2020. Foto: Toni Latrilla
Tras haber sometido a concienzudo análisis los sellos holandeses -series de después de la guerra, desconocidas para ella- y contemplando el matasellos, se puso a la tarea de comprobar con cuánta minucia lograba deshacer el envoltorio. Era una ridícula exhibición de serena paciencia, y así quería ella que fuese. Se sentía, a la vez, triunfadora y aturdida. Aguante, pensó. Paciencia. Sin paciencia no hay vida. Cuando por fin terminó de desatar el cordel y de desplegar, sin desgarrones, las diversas capas de grueso papel marrón, tuvo la impresión de que lo que había extraído de la envoltura para colocarlo en el regazo de su muy linda y muy norteamericana falda de lino beis era su propia supervivencia.
Van Anne Frank. Su libro. Suyo.
La visita al maestro-Femme Fatale (pàg. 100)
Philip Roth
Traducció de Ramón Buenaventura
Galaxia Gutenberg
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